En el mundo del ciclismo y otros deportes de resistencia, muchos atletas enfrentan el "miedo al descanso": la sensación de que tomarse un día libre o reducir la carga de entrenamiento podría empeorar su rendimiento, ganar peso, etc. Este temor, aunque común, está basado en malentendidos sobre cómo el cuerpo se adapta al entrenamiento y puede, irónicamente, llevar al estancamiento o al sobreentrenamiento si no se gestiona correctamente.
¿Por qué existe este miedo?
El miedo al descanso suele surgir por la creencia de que el progreso depende únicamente de la constancia en el esfuerzo. Si bien la regularidad es importante, se subestima el papel crucial de la recuperación. Al entrenar, el cuerpo sufre un estrés que rompe fibras musculares y agota las reservas de energía. Es durante el descanso cuando ocurren las adaptaciones fisiológicas necesarias: las fibras musculares se reparan y fortalecen, y el cuerpo se vuelve más eficiente en el uso de oxígeno y energía (Bompa & Buzzichelli, 2019).
Muchos ciclistas creen que al reducir la intensidad o tomar un día libre perderán forma física. Sin embargo, múltiples estudios han demostrado que los descansos adecuados no solo previenen lesiones, sino que también mejoran el rendimiento al permitir que el cuerpo se recupere completamente y esté mejor preparado para futuras sesiones intensas (Seiler & Tønnessen, 2009).
Estrategias para vencer el miedo al descanso
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Comprender la supercompensación: El concepto de supercompensación indica que, tras el entrenamiento, el cuerpo se recupera y eleva su capacidad física a niveles superiores a los iniciales. Esto solo ocurre con un descanso adecuado. Sin descanso, el atleta no alcanza esta fase y puede entrar en un ciclo de fatiga crónica.
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Planificar descansos activos: Para aquellos que temen la inactividad total, los días de descanso activo son una excelente opción. Estas sesiones incluyen actividades de baja intensidad, como rodajes suaves o caminatas, que favorecen la circulación sin añadir estrés adicional al cuerpo.
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Monitorear la fatiga: Utilizar herramientas como la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) y la percepción subjetiva del esfuerzo ayuda a identificar cuándo el cuerpo necesita descanso. Una baja HRV indica un estado elevado de estrés, señal de que se debe reducir la carga de entrenamiento (Stanley et al., 2013).
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Reformular la mentalidad: Cambiar el enfoque del "trabajar más" al "trabajar inteligentemente" es clave. El descanso debe verse como parte esencial del ciclo de entrenamiento, no como un obstáculo. Los días de descanso son tan importantes como las sesiones de alta intensidad.
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